Revista de Psicoterapia Humanista Corporal

Trabajando con la Diversidad Sexual en Psicoterapia

Psic. Natalia Riestra Harte

En las últimas décadas, el campo de la psicoterapia ha avanzado hacia una comprensión más profunda y respetuosa de la diversidad sexual. Con el reconocimiento de que la sexualidad es un aspecto central de la identidad humana, se hace imperativo que los terapeutas estemos equipados para trabajar con una amplia gama de orientaciones sexuales e identidades de género. Sin embargo, esto no es simplemente una cuestión de conocimientos técnicos; también implica un compromiso ético de proporcionar un espacio seguro y afirmativo para todos los pacientes, independientemente de su identidad sexual.

La identidad de género se ha vuelto un tema cada vez más relevante, con términos como transgénero, no binario, género fluido, entre otros, cobrando visibilidad. Para muchos profesionales de la salud, ha implicado un reto importante comprender estos términos, así como repensar constructos sociales que han cambiado a lo largo del tiempo y que tienen que ver con la sexualidad.

Hoy en día, la sexualidad se ha convertido en un elemento central en la definición de la identidad personal, a diferencia de épocas pasadas en las que la identidad estaba más arraigada a factores materiales como la clase social, la ocupación o la pertenencia familiar.

Este cambio refleja una transformación cultural y social en la que los aspectos íntimos y subjetivos de la vida, como la orientación sexual y la identidad de género, han ganado importancia en la autocomprensión de las personas. Según Anthony Giddens, en su obra The Transformation of Intimacy (1992), la modernidad ha llevado a un enfoque reflexivo del yo, donde la identidad se construye continuamente a través de las relaciones y la expresión de la sexualidad. Este proceso de individualización, como lo señala Ulrich Beck en Individualization (2002), ha desvinculado la identidad de los marcos tradicionales y materiales, permitiendo que elementos como la sexualidad y las experiencias emocionales se conviertan en pilares fundamentales de la identidad personal. Además, Judith Butler en Gender Trouble (1990) argumenta que la identidad de género y sexualidad son performativas y están en constante construcción, lo que subraya cómo la sexualidad se ha convertido en un medio crucial para que las personas expresen quiénes son en un mundo que valora cada vez más la autenticidad individual.

Reflexionando sobre la Sexualidad Humana

Antes de comenzar, te invito a leer este artículo prestando atención a las reacciones que surgen en tu cuerpo mientras exploras estos temas. Es normal sentir resistencia, confusión o enojo cuando nos enfrentamos a conceptos que no comprendemos del todo. Sin embargo, leer sin la necesidad de reafirmar nuestros puntos de vista abre un espacio para la reflexión y el diálogo, dos elementos fundamentales para el crecimiento humano.

¿Qué Significa Ser “Seres Sexuados”?

Como seres humanos, nuestra identidad, nuestras experiencias y nuestras relaciones están profundamente influenciadas por nuestra sexualidad y género. Ser seres sexuados no se limita únicamente a los aspectos biológicos, como nuestras características sexuales y reproductivas, sino que también abarca las dimensiones psicológicas, sociales y culturales de nuestra sexualidad. Estos constructos son creados y perpetuados por grupos de personas que organizan las características humanas en torno a una serie de expectativas y estereotipos. Por ejemplo, la idea de que ser mujer significa ser tierna, sensible y emocional, y cómo estas cualidades, en una sociedad patriarcal, pueden asociarse con la debilidad. En contraste, lo masculino a menudo se privilegia con atributos como la fuerza, el poder, la virilidad y la falta de emoción, características que se valoran más en un contexto que prioriza lo que se percibe como fuerte y dominante.

Esta concepción de la sexualidad nos lleva a entender que ser seres sexuados implica mucho más que lo biológico; es un entramado de expectativas, roles y normas que influyen en cómo vivimos y entendemos nuestra propia identidad y la de los demás.

¿Qué es la Identidad Sexual (IS)?

La identidad sexual se refiere a la autopercepción de una persona en términos del género, que incluye la interacción entre sus características biológicas y las influencias sociales y culturales que recibe a lo largo de su vida (Money, 1972). Es un componente clave del proyecto reflexivo del yo, en el cual los individuos constantemente construyen y reconstruyen su identidad en respuesta a sus experiencias y al contexto social (Giddens, 1992).

Para apegarnos a un marco más clínico o común dentro del gremio de la psicoterapia y la salud mental, según la APA (2020), la identidad sexual es un constructo complejo que abarca el sexo biológico, la identidad de género, la expresión de género y el género al que una persona se siente atraída sexual y emocionalmente. Esta definición nos ayuda a entender cómo la identidad sexual está conformada por múltiples dimensiones interrelacionadas que juegan un papel crucial en la formación de la identidad personal.

Componentes de la Identidad Sexual

Sexo: Se refiere a las características biológicas y físicas que distinguen a los seres humanos como machos, hembras o intersexuales. Estas características incluyen cromosomas, órganos sexuales, hormonas y características sexuales secundarias.

Género: Se refiere a los roles, comportamientos, actividades, expectativas y normas que una sociedad considera apropiados para las personas basándose en su sexo asignado al nacer. A diferencia del sexo, que es biológico, el género es una construcción social y cultural que puede variar significativamente entre diferentes sociedades y a lo largo del tiempo.

Orientación Sexual: Atracción emocional, romántica, sexual o afectiva que una persona siente hacia otra. Las principales categorías de orientación sexual incluyen heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad y asexualidad.

Expresión de Género: Es la manera en que una persona manifiesta su género a través de comportamientos, apariencia, vestimenta, peinados, voz y otros aspectos externos. Es importante aclarar que la expresión de género no siempre coincide con la identidad de género, y en algunos casos, las personas pueden no expresar su verdadera identidad de género por miedo al riesgo o la discriminación.

Identidad de Género: Es la percepción interna y subjetiva que una persona tiene de sí misma en relación con el género. Es cómo una persona se identifica en el espectro de género: hombre cis, mujer cis, hombre trans, mujer trans, persona no binaria, entre otros. La identidad de género es una parte central de la identidad personal y puede no coincidir con el sexo asignado al nacer.

Estos cinco componentes son los que conforman la identidad sexual, y la forma en la que cada persona los experimenta es diferente y singular, respondiendo a necesidades, expectativas y creencias sociales en torno a la experiencia de ser una persona sexuada.

¿Qué es “Cis” y Qué es “Trans”?

Los términos «cis» y «trans» se refieren a la relación entre la identidad de género de una persona y el sexo que se le asignó al nacer. Son términos que ayudan a describir diferentes experiencias de género y a visibilizar la diversidad en la identidad de género.

  • Cisgénero (Cis): Una persona cisgénero es alguien cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer. Por ejemplo, si a una persona se le asigna sexualmente como «hembra» al nacer y se identifica como mujer, es cisgénero.
  • Transgénero (Trans): Una persona transgénero es alguien cuya identidad de género no coincide con el sexo asignado al nacer. Un hombre transgénero es alguien que fue asignado sexualmente como hembra, socializado como mujer pero se identifica como hombre. Esto también incluye a personas que no se identifican con ninguna de las categorías tradicionales de género, como las personas no
    binarias.

La Relevancia de la Diversidad Sexual en la Práctica Clínica

Comprender a fondo la diversidad sexual, incluyendo la identidad de género y la orientación
sexual, es esencial para mejorar la relación terapéutica y la eficacia del tratamiento. Cuando
los terapeutas poseen un conocimiento sólido de estos conceptos, están mejor equipados
para crear un espacio seguro y acogedor, donde los pacientes se sientan validados y
comprendidos en su totalidad. Este entendimiento no solo facilita una mayor confianza y
apertura en la relación terapéutica, sino que también permite al terapeuta abordar las
preocupaciones y desafíos del paciente de manera más efectiva, respetando su identidad y
experiencias. La capacidad de reconocer y respetar las identidades de género y
orientaciones sexuales diversas contribuye a un enfoque terapéutico más inclusivo y ético,
donde el bienestar del paciente es puesto en el centro.

Es importante destacar que cuanto más en contacto esté el terapeuta con su propia
identidad de género y comprenda cómo se identifica, se nombra, y se relaciona con este
tema, así como los aspectos de su propia historia que influyen en ello, mejor podrá
acompañar a sus consultantes.

¿Compromete la Diversidad Sexual los Límites Sanos en la Identidad?

La respuesta rápida sería: no. Al abordar la diversidad sexual en terapia, es fundamental reconocer que respetar las identidades de género y orientaciones sexuales no significa que se pierdan los límites sobre lo que es sano y no sano. Valdría la pena recordar que, en nombre de la «salud mental», se han creado parámetros basados en lo que es «normal» que no necesariamente están ligados a lo que es saludable. Por ejemplo, la diabetes en México es normal en el sentido de que es frecuente y prevalente, pero eso no significa que sea sano. Decir que algo es «normal» hace referencia a que es habitual o esperado dentro de un grupo, cultura o contexto, pero no necesariamente a que es lo mejor o lo deseado. Según Bailey (1985), el concepto de «normalidad» en psicología y psiquiatría no es absoluto, sino que está profundamente influenciado por el contexto social y la época en la que se define.

Ella argumenta que la «normalidad» es un término relativo, moldeado por las normas y valores culturales predominantes, y que su aplicación en la práctica clínica puede ser limitada y poco descriptiva de la realidad vivida por los individuos.

Es importante diferenciar entre validar identidades legítimas y el temor infundado de que «todo se valga». Por ejemplo, algunas personas pueden argumentar que aceptar la identidad de género de una persona abre la puerta a identificaciones arbitrarias, como identificarse con objetos o animales. Sin embargo, esta comparación trivializa y malinterpreta lo que significa tener una identidad de género, la cual está profundamente enraizada en la experiencia humana y reconocida por la comunidad médica y psicológica. Reconocer y respetar la identidad de género de una persona no desdibuja los límites de la salud mental; más bien, nos permite trabajar dentro de un marco que promueve la dignidad, el respeto y la autenticidad, asegurando que el tratamiento sea tanto eficaz como ético.

La Distinción entre Parafilias e Identidad Sexual

Es fundamental entender que la diversidad en la identidad de género y la orientación sexual se basa en la autodeterminación y el respeto mutuo entre personas adultas y con capacidad de consentimiento. Identificarse como transgénero, no binario o con cualquier orientación sexual legítima implica vivir de acuerdo con la identidad propia, siempre dentro de un marco de respeto y ética. Esto no tiene ninguna relación con conductas dañinas o inaceptables como la pedofilia. Un error común es pensar que si se da lugar a diversificar la gama de categorías con las que una persona puede identificarse, podrá justificar comportamientos violentos bajo la excusa de que «son parte de su identidad», pero nada más alejado de la verdad. Cualquier práctica clínica e intervención psicoterapéutica tiene la responsabilidad de alinearse a los códigos de ética establecidos. Le invitamos a revisar el código de ética del Instituto Integra (Instituto Integra, 2024).

La American Psychological Association (2012) afirma que la orientación sexual y la identidad de género son aspectos fundamentales de la identidad personal que deben ser respetados y apoyados, siempre en el contexto del consentimiento y la ética. La pedofilia no es una orientación sexual; es una parafilia que implica la atracción hacia niños, quienes no tienen la capacidad de dar consentimiento informado y, por lo tanto, no pueden participar en relaciones sexuales de manera saludable o ética (World Health Organization, 2018). Esta conducta es inaceptable y está condenada tanto desde una perspectiva ética como legal.

Permitir que las personas elijan y expresen su identidad de género no implica un permiso para cruzar límites legales o morales, como hacer daño a otra persona o a uno mismo. La autodeterminación en el género y la orientación sexual se basa en la libertad individual, siempre respetando los derechos y el bienestar de los demás. Judith Butler (1990) enfatiza que la identidad de género es un aspecto profundamente personal y socialmente significativo de la autodeterminación, que debe ser respetado dentro de un marco ético que también considera los derechos de otros. Es esencial diferenciar entre el derecho de una persona a vivir de manera auténtica según su identidad y la obligación de todos de respetar los límites y derechos de otros, especialmente de poblaciones vulnerables.

Enfrentando Nuevas Ideas sobre Normalidad y Género

Enfrentar nuevas ideas que desafían lo que siempre hemos considerado «normal» puede ser incómodo, pero es un paso necesario hacia la comprensión y aceptación de la diversidad.

Es natural sentir rechazo ante lo desconocido o lo diferente, pero este rechazo no debe impedirnos avanzar hacia una comprensión más inclusiva del género y la sexualidad. El género y la sexualidad no son simplemente biológicos; son el resultado de complejas interacciones entre lo biológico, lo psicológico, social, económico, político y espiritual. Al abordar estos temas desde una perspectiva metafísica y de derechos humanos, podemos promover una sociedad más equitativa y consciente, donde se respeten y celebren las diversidades que conforman la experiencia humana.

Metafísica del Género y Constructos Sociales

El concepto de género y sexualidad ha sido objeto de debate filosófico, social y científico durante décadas. La metafísica es la rama de la filosofía que explora las preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la existencia y el ser. Preguntas como «¿Qué es ser mujer?» o «¿Qué es ser hombre?» son preguntas metafísicas porque abordan la identidad en su nivel más esencial. Estas preguntas no se limitan a lo biológico, sino que se extienden a lo social, psicológico y cultural. Explorar el género desde una perspectiva metafísica implica preguntarse no sólo sobre las características biológicas, sino también sobre cómo estas características se interpretan y construyen en diferentes contextos sociales.

Abigail Thorn sostiene que las categorías de «mujer» y «hombre» no son meros reflejos de la biología, sino construcciones sociales formadas a través de acuerdos culturales. Aunque estas categorías suelen percibirse como naturales e inmutables, son en realidad flexibles y contextuales. Thorn introduce el concepto de «grupos de propiedades homeostáticas» para explicar cómo definimos estas categorías: un conjunto de características clave que, aunque no están presentes en todas las personas dentro de un grupo, son suficientes para que la sociedad las reconozca como parte de él. Para ilustrar esta idea, Thorn usa el ejemplo del ornitorrinco, un mamífero que, a pesar de poner huevos, es reconocido como tal debido a características esenciales como el pelaje y la producción de leche. De manera similar, una persona no necesita cumplir con todas las expectativas tradicionales de género para ser reconocida como hombre o mujer; basta con que posea suficientes rasgos que la sociedad considere fundamentales. Esto demuestra que las categorías de género son flexibles y construidas socialmente, adaptándose a las características que se eligen priorizar (Thorn, 2021).

Trabajar con la diversidad sexual en psicoterapia no solo implica un conocimiento técnico de términos y conceptos, sino también un compromiso profundo con la ética, el respeto y la inclusión.

Como terapeutas, estamos llamados a crear espacios donde todas las personas, independientemente de su identidad de género u orientación sexual, se sientan comprendidas y validadas. Al reconocer que el género y la sexualidad son construcciones complejas influenciadas por factores biológicos, psicológicos y sociales, podemos ofrecer un apoyo más efectivo y humano. La aceptación de esta diversidad no debilita los límites éticos en la práctica terapéutica; por el contrario, fortalece nuestro compromiso con la dignidad y el bienestar de cada individuo, promoviendo una sociedad más justa y comprensiva.

Psic. Natalia Riestra Harte

Psicóloga por parte de la Universidad Iberoamericana y Psicoterapeuta psicodinámica por parte de la UDLA y Educadora Sexual por parte de la Universidad de los Andes. Activista. Fundadora de Sexo y Aparte. Imparte cursos de Educación Sexual. Le apasiona trabajar con temas de género, sexualidad, placer y vida libre de violencia.

Referencias:

American Psychological Association. (2012). Guidelines for Psychological Practice with Lesbian, Gay, and Bisexual Clients. https://www.apa.org/pi/lgbt/resources/guidelines American Psychological Association. (2020). Guidelines for Psychological Practice with Transgender and Gender Nonconforming People.

Bailey Jauregui, M. E. del C. (1985). El concepto de normalidad en psicología y psiquiatría desde la perspectiva de la antipsiquiatría (Tesis de licenciatura). [Universidad Iberoamericana].

Beck, U., & Beck-Gernsheim, E. (2002). Individualization: Institutionalized Individualism and its Social and Political Consequences. SAGE Publications.

Butler, J. (1990). Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity. Routledge.

Giddens, A. (1992). The Transformation of Intimacy: Sexuality, Love, and Eroticism in Modern Societies. Stanford University Press.

Instituto Integra. (2024). REGLAMENTO GENERAL DEL INSTITUTO HUMANISTA DE PSICOTERAPIA CORPORAL, INTEGRA.
https://instituto-integra.com/wp-content/uploads/2022/04/reglamento_integra_2022.pdf

Money, J. (1972). Man and Woman, Boy and Girl: Differentiation and Dimorphism of Gender Identity from Conception to Maturity. Johns Hopkins University Press.

Thorn, A. (2021). Queer [Realidad vs Teoría] [Video]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=dXYJv2Lukzg

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