Dra. Petra Queitsch Reinert*
PASOS A SEGUIR
La meditación Vipassana es la fuente del mindfulness, la práctica de la atención plena de origen budista. Esta forma de cultivar la atención plena ha tomado auge en los últimos años, y se ha extendido al campo de la medicina y de la psicología a partir de los trabajos de investigación y divulgación de Jon Kabat- Zinn, Jack Kornfield y otros autores. Existe ya bastante literatura en este campo.
A partir de mi propia práctica constante de la meditación Vipassana desde hace 15 años, quiero reflexionar sobre la utilidad de la práctica de la meditación Vipassana en la psicoterapia humanista corporal tanto para el terapeuta como para el paciente.
La palabra Vipassana significa “visión profunda” y tiene dos raíces: Passana significa “ver” o “percibir” y – vi- que significa “en forma especial”, dentro de” o “ a través de”. (Nayaka, 2003) Según Guratana Nayaka “La meditación Vipassana es un conjunto de procedimientos prácticos que nos sensibilizan gradualmente para esta visión de la realidad tal cual es.”
Sayadaw, el gran maestro birmano que recupera la tradición budista de la visión profunda y maestro de Goenka que trae la meditación Vipassana a Occidente escribe: “ observando la realidad en su verdadera característica. Habiendo removido la realidad aparente. Eso es Vipassana.” (Sayadaw, Mayo 2010)
Para que el prácticante pueda llegar al estado de la sabiduría o meditación profunda Vipassana, según estos dos grandes maestros hay que ir por pasos. Por ello la práctica de la meditación Vipassana se divide en tres pilares que son Práctica Ética (Sila), La Concentración (Samadhi) y la sabiduría (Pañña o Vipassana)
Antes de indagar sobre los pasos para llegar al estado de Vipassana quiero pararme un momento en el concepto del Sufrimiento, cuestión central en el budismo y concepto muy importante para nuestro trabajo como psicoterapeutas humanistas. El sufrimiento- dukka- ha sido reconocido por el budismo como una de las tres características o sellos de la existencia humana.
*Maestra titular del instituto Integra, Instructora de Yoga y meditación, psicoterapeuta humanista corporal
En las 4 Nobles Verdades el Buda describe el sufrimiento como parte inherente de la condición humana y concluye, que el sufrimiento humano si existe. (Primer Noble Verdad)
En la psicoterapia nos ocupamos del sufrimiento adicional, el sufrimiento que añadimos a la condición del sufrimiento humano natural. Habremos de saber distinguir entre estos dos tipos de sufrimiento. Al respecto Fulton (2003) explica: ” Una de las grandes contribuciones de la práctica de la meditación es reconocer qué elementos del sufrimiento humano no son neuróticos y por lo tanto no son susceptibles a un tratamiento psicoterapéutico , son parte del paquete de haber nacido seres humanos.” (pág.7)
Al cultivar pensamientos y estados emocionales negativos, al depender de creencias heredadas de nuestra familia, nuestros ancestros y al no liberarnos de estos estados y creencias negativos nos causamos mucho sufrimiento.
Tanto la psicoterapia como la práctica de la meditación nos ayudan a darnos cuenta de nuestros patrones de sufrimiento para poder bajarlo e eventualmente eliminarlo.
La comprensión del sufrimiento desde la concepción budista y desde su propia experiencia de vida le permite al terapeuta acercarse a su cliente con empatía, “Todos conocemos el sufrimiento.”, y, sobre todo, con compasión, desde el deseo profundo que para el cliente este sufrimiento baje o ceda.
Veamos ahora los pasos previos a la práctica propia de la meditación Vipassana, iniciando con los conceptos éticos de Sila:
Sila se refiere al proceso de purificación que antecede y acompaña la práctica misma de la meditación Vipassana. La palabra significa “virtud”, “pureza moral”, y propone el cultivo sistemático del pensamiento, de la palabra y la acción virtuosa a través de la autoobservación y la intención (Goleman, 2008) “Los pensamientos no virtuosos provocan distracciones durante la meditación y son una pérdida de tiempo y energía.” (op.cit. pág215)
¿Qué significa la práctica de Sila para el terapeuta?
El primer precepto de Sila propones no hacerle daño a nadie y a respetar todas las formas de vida. Para el psicoterapeuta humanista esto implica respetar plenamente a nuestro paciente, de cuidar el trato con el paciente para no hacerle daño, es sobre todo de cuidar el contacto corporal y de usarlo sólo en caso de necesidad, cuando no dispongamos de otro recurso para ayudarlo. Significa también aceptar y mirar la forma particular en que nuestro paciente hace las cosas, sin querer interferir, sin querer cambiarlo. Es pleno respeto al otro, es aceptación incondicional comprendiendo nuestra función como acompañante de nuestro paciente en su propio proceso personal.
El siguiente precepto: “No robar” también es importante tanto para el psicoterapeuta como para el cliente, aquí vemos tanto el tiempo como el manejo de la energía. El psicoterapeuta debe poner un límite para la duración de la sesión terapéutica y respetarlo. Observamos, sobre todo, en terapeutas que apenas inician en su práctica, que no respetan este límite impuesto por ellos mismos y permiten que el cliente se apropie del tiempo y del transcurso de la sesión, es decir que permiten el robo del tiempo y de la energía del terapeuta por parte del cliente. Un encuadre claro y conciso hecho en la primera sesión de psicoterapia permiten establecer límites en tiempo y dinero, así se evita el robo tanto por parte del terapeuta como por parte del paciente.
El precepto de la “palabra recta” implica para nosotros cuidar lo que decimos , poner lo que expresamos al servicio del paciente, decir sólo lo que le sirve en su proceso y observar cómo, en qué forma lo decimos. En la psicoterapia humanista corporal usamos los reflejos como medio de comunicarnos con el paciente y de expresar nuestra empatía.
El precepto de “no intoxicarse” nos pide revisar el consumo de drogas, alcohol, tabaco y nos invita al autocuidado, a observar que alimentos y bebidas consumimos y a desarrollar un estilo de vida sano incluyendo el ejercicio físico en el cultivo de nuestra salud. Necesitamos “modelar” una alimentación sana y el ejercicio como una forma de vivir congruente para que nuestro cliente pueda incluirlo en su vida también.
Muy importante para el terapeuta es también el precepto de una conducta sexual apropiada. Esto implica que el terapeuta tenga sus necesidades sexuales personales satisfechas y resueltas para poder respetar plenamente la sexualidad del paciente y acompañarlo también en estos temas. Es indispensable revisar el contacto corporal y realizarlo con sumo respeto y con el consentimiento previo del paciente.
Una vez que incluimos a los preceptos éticos de Sila en nuestra vida personal y profesional estamos listos para empezar con el siguiente paso: La concentración o Samadhi
Ahí es cuando ya nos sentamos a practicar a dirigir la mente a un objeto con el objetivo de calmar el ruido de la mente. Este objetivo puede ser una vela, una imagen, un mándala, una vela o un mantra dependiendo de la tradición de la meditación. En la meditación budista Vipassana dirigimos nuestra atención a la respiración. Observamos la inhalación y observamos la exhalación u observamos ambas. Aprendemos a sostener la atención en la respiración y, cada vez, que la mente divaga, regresamos la atención a nuestro objeto, la respiración. Con la práctica constante nuestra mente “se educa” y será más fácil sostener la atención en la observación de la respiración.
Para el terapeuta la capacidad de concentrarse en lo que dice y hace nuestro cliente es vital. El entrenamiento de la mente ayuda a permanecer concentrado durante un tiempo prolongado (una terapia dura una hora en promedio) La práctica de la concentración me permite darme cuenta cuando ya no estoy presente con mi paciente y regresar de inmediato.
Si yo como terapeuta logro observar cómo respiro y cómo estoy sentada o parada puedo ver lo mismo también en mi paciente. La práctica de la concentración promueve la autoobservación en el terapeuta y mejora la presencia terapéutica. Una mejor capacidad de concentración aumenta la escucha activa del terapeuta.
Podemos incluir la práctica de la concentración como ejercicio en las sesiones de psicoterapia, invitando al paciente a concentrarse durante un par de minutos en la respiración. En lo general los pacientes reportan más tranquilidad, un estado de relajación, una disminución de la ansiedad como resultado de estas prácticas.
A partir de estas breves experiencias en las sesiones algunos pacientes optan por empezar a practicar la meditación de manera regular. Yo invito a mis pacientes a sentarse a observar su respiración todas las mañanas durante 10 minutos. Poco a poco podrán prolongar los tiempos de concentración para poder entrar en estados de meditación y sanación. Siempre es bueno que busquen un grupo para acompañar su práctica personal.
Veamos ahora el tercer pilar: La meditación propia de Vipassana
Una vez lograda la concentración enfocada en un objeto, el practicante puede iniciarse en la visión profunda o Vipassana.
En el Gran Sermón sobre el Establecimiento de la Atencion: Mahasatipatthana Sutta el Buda explicó los cuatro pasos a realizar.
- La observación del cuerpo
- La observación de las sensaciones
- La observación de la mente
- La observación de los contenidos de la mente
(Vipassana Research Insitute,2012)
La práctica de la meditación Vipassana empieza entonces con la observación del cuerpo.
Solamente con la observación del cuerpo el practicante entra en un contacto profundo con su cuerpo, lo empieza a sentir, y con la práctica lo siente cada vez más. En seguida sigue casi en automático la observación de las sensaciones corporales. La invitación es sólo observar, lo que sucede, sin juzgar, valorar, pensarlo, etiquetarlo.
Observar como la sensación surge, permanece, y después de un tiempo desaparece para dar lugar a nuevas sensaciones. El observador se va dando cuenta de la impermanencia de las sensaciones corporales, del flujo incesante del surgir y desaparecer de las sensaciones corporales de tal manera que con la práctica comprenderá la impermanencia como una característica importante de nuestra realidad.
El siguiente paso en la práctica de Vipassana es la observación de la mente. Es importante saber que las emociones en el budismo se consideran parte de la actividad mental, de tal manera que después de observar con atención las sensaciones corporales ahora se invita al practicante a observar como las emociones y los pensamientos asociados a las emociones surgen, permanecen y se van.
El cuarto pilar de la práctica es la observación de los contenidos de la mente que siguen el mismo principio de la impermanencia, surgen, permanecen y desaparecen.
Poder observar la impermanencia durante la práctica meditativa nos permite comprender que así es la vida. Las emociones vienen y se van, las enfermedades vienen y se van, la vida misma inicia con el nacimiento, transcurre, se vive y termina con la muerte. Comprender esta verdad universal nos permite acompañar al paciente en sus eventos cotidianos, en sus estados emocionales, en las consecuencias de sus traumas, sabiendo, que su sufrimiento está presente en este momento, pero también el sufrimiento es impermanente, y después de la noche obscura del Alma vendrá un nuevo día.
Entonces terapeuta y paciente se benefician de la observación cada vez más profunda del cuerpo y de las sensaciones corporales, de los estados emocionales y su impacto en las sensaciones corporales, ya que las emociones se viven a través del cuerpo, y se manifiestan dentro del cuerpo.
Al observar la actividad de la mente nos damos cuenta de nuestras pautas de pensamiento, de nuestras creencias, podemos observar los pensamientos repetitivos, obsesivos y cómo nos dominan. Vemos lo poderosa que es la mente, y podemos tomar la decisión de dejar ir los pensamientos negativos, catastróficos y cultivar una mente positiva, abierta a nuevas opciones, receptiva.
A través de la meditación podemos cambiar nuestras expectativas y así evitar la frustración. Realizar la sesión de meditación sin expectativa, es solamente sentarse a meditar y, tal vez, ser curioso “A ver qué pasa hoy”, y si no pasa nada “también está pasando algo.” Transferir esta actitud de no esperar nada a la vida cotidiana permite relajarse y ser testigo de lo que sucede. Es como los niños pequeños, que sólo viven la vida y la disfrutan, podemos aprender esto de ellos.
Cada vez que me siento a meditar es para mí como hacerlo “por primera vez”. Ubicarme en este momento y simplemente empezar a observar lo que sucede aquí y ahora, en este momento presente en mi cuerpo, mis sensaciones corporales, mis emociones y mis pensamientos. Soltar lo que no es de ahora, lo que pertenece al pasado, ver cómo surge como permanece, como a veces me engancho con este pensamiento y, al darme cuenta, soltarlo, dejarlo ir. Sólo observo, estoy en el presente, miro lo que hay.
Esta actitud de soltar me conecta con otra habilidad que se desarrolla con la práctica de Vipassana, la ecuanimidad, la capacidad de mirar lo que hay sin querer cambiarlo, sin reaccionar. (Fleitman, Agosto 2015)
Poder ser ecuánime ante cualquier situación en el consultorio, sólo escuchar, reflejar, estar presente me permite acompañar a mi paciente de forma eficiente y desarrollar una presencia terapéutica poderosa y útil para su proceso de crecimiento.
La ecuanimidad va de la mano con la aceptación de las cosas como son, Rogers nos habla de la aceptación positiva e incondicional de nuestro cliente. (Rogers, 1964) Esta actitud terapéutica le permite al cliente a sentirse a gusto y en condiciones de realizar su trabajo personal de manera confiada y segura.
En resumen podemos ver que la práctica de la meditación Vipassana nos da respaldo moral, y nos ayuda a desarrollar una serie de habilidades útiles en nuestro trabajo como psicoterapeutas humanistas corporales como la presencia terapéutica, la aceptación de las cosas como son, la curiosidad y el interés en los que le pasa al otro. Al incluir los preceptos éticos (sila) en mi vida personal y profesional seré congruente en lo que pienso, digo y hago, algo muy valioso para nuestro cliente quien confiará en nosotros.
Si logro “contagiar” a mi paciente a empezar a observar con más atención lo que pasa en su vida cotidiana y a invitarlo a se sienta a meditar todos los días aunque sean pocos minutos, también él podrá percibir todos los beneficios de la meditación mencionados en este artículo.
¿Dónde podemos aprender la meditación Vipassana? En la Ciudad de México está el Centro Budista de la Ciudad de México donde se dan cursos de introducción a la práctica meditativa. En Valle de Bravo se encuentra Makaranda Dhamma, Centro de retiro de meditación Vipassana . En este centro se realizan retiros de 10 días de enseñanza y práctica de la meditación Vipassana.
En el Instituto INTEGRA enseñamos y realizamos la práctica de la atención plena dentro de la maestría, los diplomados y los retiros ya que son indispensables para nuestro trabajo terapéutico y de crecimiento personal.
Al cerrar mis reflexiones sobre este tema, te invito a que lo intentes, que inicies tu propia práctica de meditación si todavía no lo hayas hecho.
Dra. Petra Queitsch Reinert
Psicoterapeuta Humanista Corporal, egresada del Instituto de Psicoterapia Humanista Corporal, INTEGRA. Maestra titular en el Instituto INTEGRA; cuenta con formación en Biodinámica, en Constelaciones Familiares por el Instituto SOWELU y una certificación en Descodificación Biológica, por el Instituto Ángeles Wolder, Barcelona. Además, está certificada como instructora de Kundalini Yoga por Kundalini Research Institute y Naam Yoga por Internacional Naam Association.
Bibliografía:
Fleitman, D. (Agosto 2015). Mindfulness:Presencia y ecuanimidad en la Psicoterapia Corporal. Newsletter Integra.
Fulton, P. (2003). La meditación y el terapeuta. Insight Journal, 190.
Goleman, D. (2008). Un mapa del espacio interior. En W. y. Voughan, Más allá del égo: Textos de Psicología Transpersonal (págs. 215 – 228). Barcelona: Kairos.
Hanson, R. (2022). Neuro Dharma: Nueva ciencia, sabiduría antigua y siete prácticas de la felicidad suprema. Barcelona: Obelisco.
Institute, V. R. (2012). Mahasatipatthana Sutta: El Gran Sermón sobre el Establecimiento de la Atención. Asociación de Vipassana de España.
Kornfield, J. (2008). La meditación: aspectos de su teoría y de su práctica. En W. y. Voughan, Más allá del ego (págs. 229 – 234). Barcolona: Kairos.
Landaw, B. (2011). Budismo para Dummies. México: Ed.Planeta Mexicana.
Naranjo, C. (2008). Entre meditación y psicoterapia. España: Ediciones «La Llave».
Nayaka, G. (2003). El cultivo de la atención plena. México: Bodhi.
Rogers, C. (1964). El proceso de convertirse en persona. México DF: Paidos.
Saltzman, A. (2020). Un lugar tranquilo. Barcelona: Kairos.
Sayadaw. (Mayo 2010). Vipassana. México Vipassana.
Vipassana, R. I. (2012). Mahasatipatthana Sutta: El Gran Sermón sobre el Establecimiento de la Atención. España: Asociación Vipassana de España.
Zinn, K. (1990). Vivir con plenitud las crisis.
Zorn J, M. L. (2023). El valor del silencio: Como encontrar la Serenidad en un mundo lleno de ruido. México: Urano.