Anatolio Freidberg
Resumen:
En este trabajo, se presenta el concepto de espiritualidad como parte fundamental de la empatía.
La empatía ha estado fundamentada como central en cualquier tipo de terapia y su función ha sido ampliamente documentada. La adición de los factores que comúnmente llamamos “espiritualidad” se presentan desde diversos puntos de vista para mostrar su influencia en las relaciones interpersonales y en especial en la psicoterapia, presentándose como elemento central en la capacidad empática.
Se presentan diversos aspectos del manejo de la espiritualidad, así como ejemplos de la llamada no-localidad de la física quántica, para fomentar su consideración en el trato con los pacientes. La exposición incluye cuentos de varias tradiciones para enfatizar algunos de los conceptos teóricos.
Abstract:
This paper presents the concept of spirituality as essential component of empathy.
Empathy has been established as central element in any type of psychotherapy, and its function has been widely documented. The addition of factors that we commonly call “spiritual”, are presented from different points of view, to show their influence in interpersonal relations and specially in psychotherapy as central to the concept of empathy.
Different aspects of spirituality are presented, including examples of the so called non-locality of quantum physics to motivate its use with patients. The presentation includes stories from various traditions to reinforce the theoretical constructs.
Este saber no sabiendo
Es de tan alto poder,
Que los sabios arguyendo
Jamás le pueden vencer;
Que no llega su saber
A no entender entendiendo,
Toda ciencia trascendiendo.
San Juan de la Cruz.
Para entrar en estos temas un poco delicados por lo frágil de los significados de estas palabras que varían de persona a persona y que al describirlos los limitamos y les quitamos parte de su valía, es necesario sin embargo ubicarnos en los términos de referencia que utilizaremos para buscar el enlace entre estos dos aspectos, siempre presentes en la relación terapéutica.
Esta afirmación evidentemente puede ser cuestionada ya que ninguno de los constructos es fácilmente evaluado científicamente y sin embargo intuitivamente y por convención social, la empatía ha sido aceptada como parte del proceso de terapia sin demasiado cuestionamiento. El tema de la espiritualidad por otra parte, es algo que aunque aparece cada vez con más frecuencia en escritos y congresos, sigue siendo algo de lo que nos cuesta trabajo hablar abiertamente.
Primero nos ubicaremos en los términos de referencia que utilizaremos para buscar el enlace entre estos dos constructos, dedicándole mayor espacio y atención al tema de la espiritualidad, ya que al de la empatía le hemos dedicado numerosos escritos. (Freidberg 1983, 1985, 1990ª, 1991, 1992, 2000).
La empatía desde el punto de vista de la fenomenología1, es la comprensión del otro desde su punto de vista y sin prejuicios acerca de el. Esto aunque nos manifiesta un extremo ideal, tiene toda una serie de gradaciones que nos llevan desde una empatía mínima y parcial, hasta una empatía casi completa en la que el terapeuta percibe la totalidad de las vivencias del cliente, Truax (1967) nos da la siguiente definición.
La exactitud empática involucra más que la habilidad del terapeuta para captar el “mundo privado” del paciente como si fuera el suyo propio. Implica también más que la habilidad del terapeuta para saber lo que el paciente dice. La exactitud empática involucra tanto la sensibilidad a los sentimientos actuales como a la facilidad verbal para comunicar esta comprensión en un lenguaje acorde a los sentimientos del cliente, en el sentido que requiera que el terapeuta sienta las mismas emociones que el cliente. Es entonces, una apreciación de esos sentimientos y una conciencia sensible de ellos. También a niveles más profundos de empatía, involucra una comprensión de patrones de sentimientos y experiencias humanas de tal forma que pueda percibir sentimientos en el cliente que sólo son parcialmente mostrados. De la experiencia del terapeuta y de su conocimiento de patrones de sentimientos y experiencias, puede comunicar lo que es conocido para el cliente y también verbaliza significados de las experiencias del cliente de los cuales el apenas esta consciente.
A un alto nivel de exactitud empática, el mensaje “estoy contigo” es sin lugar a dudas claro, los comentarios del terapeuta encajan exactamente con el estado y contenido del cliente. Las respuestas del terapeuta no solo indican una comprensión sensitiva de los sentimientos obvios, sino que sirven para clarificar y expandir la conciencia de los propios sentimientos o experiencias del cliente. Esto es comunicado no sólo por el lenguaje apropiado para el cliente, sino la calidad total de la voz que sin error refleja la seriedad y profundidad del sentimiento. La intensa concentración sobre el cliente es evidente de tal forma que está continuamente consciente de las variaciones del contenido emocional del cliente y puede variar sus propias respuestas para corregir errores de lenguaje o contenido de su propia comunicación, cuando no está “con” el cliente.
A un nivel bajo de exactitud empática el terapeuta puede estar en su propia línea o puede haber malinterpretado lo que el cliente está sintiendo, y a un nivel sumamente bajo, puede estar tan preocupado e interesado en sus propias interpretaciones intelectuales que casi no está consciente de la “existencia” del cliente. El terapeuta a este bajo nivel puede también parecer desinteresado en el cliente o puede tener su enfoque de atención en el contenido intelectual de lo que cliente dice, en vez de lo que “es” durante el momento, y así, ignora, malinterpreta o no intenta captar los sentimientos o experiencias presentes. A un bajo nivel, el terapeuta está haciendo algo distinto a “escuchar”, “comprender” o “estar sensitivo”; puede estar evaluando a su cliente, dando consejo, sermoneando, o simplemente reflexionando sobre sus propios sentimientos y experiencias. Ciertamente, puede estar adecuadamente describiendo la psicodinámia del cliente, pero en un lenguaje que no es el del cliente, o en un momento en el que esta dinámica está lejana de los sentimientos presentes del cliente, de tal forma que toma el sabor de una interacción maestro-alumno.
Este proceso, nos proporciona una conexión temporal y espacial con el paciente, siendo el presente la intersección del pasado y futuro, así como del cuerpo (conductas, afectos y cogniciones) con el mundo externo.
Un cuento puede ser útil para reflexionar sobre la complejidad de este tema.
Chuang Tzu y Hui Tzu, cruzaban un río.
Chuang dijo: “Mira cómo los peces saltan y nadan: esta es su felicidad”
Hui le contestó: “Como tú no eres un pez, ¿Cómo sabes lo que hace a los peces felices?”
Chuang dijo entonces: “Como tú no eres yo, ¿cómo puedes saber que yo no sé lo que hace a los peces felices?”
Hui le arguyó: “Si yo no siendo tú, no puedo saber lo que tú sabes, se deduce que tú no siendo pez, no puedes saber lo que ellos saben”.
Chuang le dijo: “Aguarda un minuto, regresemos a la pregunta original. Lo que me preguntaste es: ¿Cómo sabes tú lo que hace a los peces felices?” De los términos de tu pregunta tú evidentemente sabes que yo sé lo que hace a los peces felices en el río.”
“Yo conozco la alegría de los peces a través de mi propia alegría, al caminar a lo largo del mismo río.”2
Todas las terapias en sus estudios de personalidad nos dan elementos para acércanos a esta comprensión empática requerida en la relación terapéutica. Esto es cierto, ya sea que la aproximación sea dinámica, corporal, sistémica o inclusive desde el punto de vista de la patología como nos muestra Shapiro (1968) que nos lleva a través del manejo del lenguaje, al conocimiento de los diferentes estilos de neurosis. Cada corriente maneja su propio lenguaje y el acercamiento empático se da en los diversos elementos. Rogers nos habla de una empatía global, haciendo énfasis en los sentimientos detrás de la comunicación. Freud buscaba entrar en contacto con los elementos inconscientes del paciente y su empatía se enfocaba en los elementos que muestran este aspecto de la personalidad, como los actos fallidos, los sueños, los elementos transferenciales, etc. Perls en esta misma línea, buscaba las desviaciones de la atención con la conciencia, prestando mucho más atención a la comunicación no verbal que a la verbalización, que para él era objeto de manipulación inútil por parte del paciente. Reich y sus seguidores, prestaban mayor atención a los bloqueos musculares en la llamada “armadura de carácter” que nos llevó a otro tipo de lenguaje empático y de acercamiento al paciente a base manipular su musculatura para integrar las rigideces y aprendizajes distorsionados. Berne, en sus “Análisis Transaccional”, popularizo un lenguaje descriptivo de una serie de juegos y actitudes que nos impiden el desarrollo. Sus pacientes aprendían el lenguaje necesario y con esto modificaban sus interacciones disfuncionales. Con la introducción de la Terapia Familiar y con el pensamiento sistémico que está detrás de la mayoría de las corrientes modernas, se introdujo no solo un nuevo pensamiento, sino con ellas todo un nuevo lenguaje que nos permite incluir conceptos como realimentación, estructura, etc., que nos llevan a percibir influencias más allá del individuo aislado.
Lo anterior como podemos notar, usualmente nos mantiene en el mundo de lo racional en el cual utilizamos nuestro self (yo) como referente para encontrarnos con otro separado de nosotros, esto es, nos mantenemos en el campo de una realidad más o menos “objetiva” y de una percepción habitual.
Sin embargo, todo nos indica que existe otra forma de percepción en la que la objetividad desaparece y se transforma en una subjetividad que incorpora a mi self con el del otro en una unicidad o quizás más bien descrito como una desaparición temporal de mi self y del otro.
Este tipo de experiencias han sido descritas por numerosos psicólogos desde W. James3, Maslow, así como filósofos como Emerson y Buber, pero quizás el que más claramente describe esta forma de percepción fenomenológica en el conocimiento del mundo, es el Maestro Zen, Suzuki (1960) al referirse a los métodos de conocimiento occidental científicos (prágmático), en contra del método oriental integrador (fenomenológico), refiriéndose al ejemplo del conocimiento de una flor.
El método occidental nos dice “consistiría en matar, disecar y llevar al laboratorio una gran cantidad de cadáveres (de flores) para analizar sus componentes, formas y funciones, describiendo y clasificando todas y cada una tanto en forma individual como estadística, para lograr su conocimiento”. Por otra parte, el método oriental y en especial el enfoque Zen, consiste en: “penetrar al objeto mismo y verlo como si fuera desde dentro. Conocer la flor, es convertirse en la flor, ser la flor y gozar de la luz del sol al mismo tiempo que de la lluvia. Cuando esto está hecho, la flor me habla y conozco todos sus secretos y sus gozos y sus sufrimientos; esto es, todo lo que vibra dentro de sí. No solo eso, pero con mi “conocimiento” de la flor, conozco todos los secretos del universo, que incluyen todos los secretos de mi propio ser, que ha evadido mi búsqueda hasta ahora, por el hecho de haberme dividido en una dualidad. No sorprende que nunca haya atrapado mi yo, y que desgastante era el juego. Ahora sin embargo, al conocer la flor, conozco mi yo al mismo tiempo que el de la flor” (pg. 12).
Esta postura fenomenológica, tiene un alto contenido espiritual en el sentido de poder “conocer” por experiencia propia y directa a un objeto fuera de mis límites preceptúales habituales al entrar en este estado de receptividad y apertura con lo que los orientales llaman un “vacío” o eliminación de condicionamientos mentales. Al mismo tiempo, una postura que nos es útil para entrar al tema de la espiritualidad con una apertura cognoscitiva, nos la proporciona el construccionismo 4 descrito por Gergen (1998), que nos dice:
“El construccionismo es especialmente útil en el punto en que nos sentimos “seguros del conocimiento”, cuando las cosas “son como son”, sabemos lo que experimentamos, y la gente como nosotros puede distinguir las injusticias del mundo, es aquí donde esta disciplina es nuestra herramienta más útil. Su comprensión nos abre un espacio para la reflexión, reconsideración y posiblemente reconstrucción. En esto yace el potencial liberador del construccionismo, su capacidad de permitirnos salirnos de lo que tomamos por hecho y romper frecuentemente la prisión de lo común y corriente. Nos anima a explorar formas alternativas de comprensión de lo que ocurre y nos permite obtener significados diferentes para dirigir nuestros pasos en formas más adecuadas y convenientes. Para aquellos que viven en circunstancias sociales complejas, – vidas desesperadas, torturadas o atormentadas, el potencial de reconstrucción creativa es un tesoro continuo, y estos recursos pueden ser esenciales” (Pág. 415)
El conocimiento de cómo conocemos al mundo en el campo de las humanidades, ha ido evolucionando desde la relación sujeto-objeto, a un espacio ínter-subjetivo, donde la interpretación es parte de la relación con los demás, lo cual significa una construcción de la realidad que ocurre entre personas, y no a un nivel individual. En una forma simplificada, se podría llegar a decir que la epistemología que prevalece en las humanidades ha evolucionado desde el enfoque de percibir al mundo como objeto que llamamos “realidad”, a un enfoque de percepción como sujetos, en donde la interpretación ocurre en la comunidad de otros. (D. Parre, 1995. Pág. 3)
En el campo de la ciencia moderna hay actualmente dos corrientes que se oponen entre sí: los que basan todo su conocimiento en la física clásica y se adhieren al la filosofía del realismo material, y los que encuentran que ciertos fenómenos no pueden ser explicados por esta ciencia como los fenómenos quánticos y han optado por una filosofía llamada “monismo idealista”.
Para el realismo material, estamos hechos de átomos y nuestra conciencia es un fenómeno secundario o un epifenómeno de la materia. Para ellos, solo la materia es real. Por otra parte, el monismo idealista, esta opuesto a la dualidad mente y cuerpo y afirma que tanto la materia como la conciencia y la mente existen, y la materia es manipulada por la conciencia. Esta filosofía está más en acorde con las tradiciones orientales, así como con el constructivismo social. En esta, el self es el que organiza al mundo y le da sentido a la experiencia.
La mayoría de los occidentales nos encontramos en una confusión entre estas dos creencias filosóficas, ya que por un lado nos comportamos como ávidos consumidores y por otro nos despreciamos a nosotros mismos por hacerlo, descuidando muestro aspecto espiritual o cayendo en fundamentalismos alejados del propio aspecto espiritual. Algunos autores citan que esta no es una crisis de creencias, sino una confusión de las mismas. (Goswani 1995, Talbot 1993, Blood 2001).
¿Cómo hemos llegado a este punto? La respuesta parece estar en una no cuestionada aceptación del materialismo como único punto de vista científico de nuestra realidad.
Un cuento puede ilustrar esta postura:
Un cliente de una tienda de instrumentos encontró un aparato que le pareció interesante y lo llevó con el dueño y le preguntó para que servía. El dueño le dijo, es un barómetro y sirve para decirle si lloverá.
Y ¿Cómo funciona? El dueño no queriendo parecer ignorante y perder la venta, como no sabía le dijo: “lo sacas por la ventana y si esta mojado o húmedo está lloviendo o lloverá”.
El cliente le dijo “Eso mismo lo puedo hacer sacando la mano”
“Claro” respondió el dueño. “Pero eso no sería científico, amigo”.
Desde el punto de vista científico, sin embargo, los físicos quánticos han estado aproximándose a temas que estaban reservados a los filósofos y en especial a los místicos.
Algunos de ellos5 que han incursionado en el campo de la filosofía, basándose en los estudios acerca del comportamiento de las partículas y de las ondas, han llegando a la conclusión que la percepción influye determinantemente en el fenómeno que se pretende identificar. Esto los ha llevado a la convicción de que existe la posibilidad de una coexistencia de realidades diferentes que requieren de una percepción no convencional para poder tener acceso a ellas.
En palabras de Blood “Esto nos hace pensar dice que debe de existir más allá de la duda una existencia no física en vez de una sola que es la que percibimos. Lo cual a su vez implica que, además de la existencia de un cuerpo y una mente física hay una Mente no física (alma en lenguaje usual). La Mente en conjunto con la mente y cuerpo físicos son los que permiten el uso inteligente de los pensamientos y las opciones.” (2001 Pág. 25-26).
Esta Mente no-material es la fuente de la libertad de opción y espiritualidad. Esta Mente es la que genera en las personas los pensamientos que lo llevan a actuar, tomar decisiones, a la creatividad, etc. puede ser llamada Alma, Espíritu y es la conexión con la Mente universal o Dios.
El aspecto no físico de la Mente (utiliza mayúsculas para diferenciar de la mente material como función del cerebro), es la que nos proporciona la información que percibimos y que después es procesada por nuestra mente. Esto es tanto del mundo externo como el interno. Las sensaciones y percepciones son recibidas y nuestra mente selecciona hacia donde dirigimos nuestra conciencia. Es la Mente no física la que proporciona la posibilidad de contacto no local y de los procesos que llamamos espirituales.
Yo supongo nos dice este autor, que la Mente percibe en una forma diferente a la de la percepción ordinaria, la totalidad de las ramificaciones quánticas. La Mente entonces elige en cual enfocar y esta que ha sido elegida, se convierte en el contenido de nuestra conciencia ordinaria. (Pág. 91)
Obviamente el mundo que nos rodea es físico6, así como la mayoría de nuestros pensamientos y emociones, ya que estos corresponden a patrones de interacción neuronal en nuestro cerebro físico. Por otra parte, nuestra elección consciente de pensamientos y acciones es no física y corresponde a lo que llama Mente. (op. Cita Pág. 101)
Independientemente de cuál de estas premisas sea absoluta, lo importante es que estamos ante un fenómeno que está acercando al mundo del místico con el del científico. Los lenguajes son diferentes, y sin embargo, ambos están manejando aspectos de los cuales no podemos tener certidumbre. De algo que va más allá de la percepción ordinaria, en algo que podemos considerar no físico y que interconecta a todo el universo y que puede ser percibido por el camino de desarrollo de las tradiciones místicas o por el pensamiento inferencial del científico quántico.
Hay dos puntos interesantes que aprender de la convergencia entre el misticismo7 y la nueva física. El primero es que la naturaleza de la realidad última, trasciende al lenguaje. Una y otra vez, las paradojas de las nuevas ciencias nos revelan esto. La complementariedad de las partículas/ondas, las múltiples posibilidades e incertidumbre de la los principios quánticos, la naturaleza real e irreal de los universos, todos trascienden al lenguaje. Esto es porque el lenguaje está basado en la discriminación y la discriminación son significados. La mente del observador-participante es donde se construye la información por y a través de sus programas propios, sus reglas de percepción y sus propios procesos lógicos y cognitivo, esto es, su propio meta programa.
El Dr. J. Lilly en su libro la Bio-computadora Humana, nos hace notar que: “La corteza cerebral funciona como una computadora de alto nivel controlando la estructura de los niveles inferiores cerebrales. Es una bio-computadora. Cuando uno utiliza el lenguaje o símbolos, analiza o hace metáforas, o en general, aprende a aprender, uno esta meta programando a la “computadora humana” Así, cuando nos vemos a nosotros mismo como separados de la “realidad” esto en sí, es un meta programa.” (Pág. 108). Esta condición de “programación” perceptual, ha sido la que ha diferenciado la conceptualización del universo por parte de diversas culturas y corrientes de pensamiento. (Talbot, op. Cita Págs. 108-110).
Esto aunque muy esquemáticamente, nos sitúa nuevamente en los elementos que tomamos en cuenta para establecer esa relación de empatía que estará basada tanto en nuestra capacidad de discriminación para poder establecer un lenguaje acerca de ella y transmitirlo a la persona, como en nuestras creencias acerca de las personas y de su relación con nosotros y con el universo.
El segundo, es el concepto que tengamos sobre el “self” y sus características que pueden ir en un continuo desde algo casi como objeto cuya posesión tengo que mantener y defender a toda costa, hasta el concepto del “self vacío” que se conforma de momento a momento en la interacción con los otros. (Paré 1995 y Rosenbaum. R.and Dyckman S. 1995).
Freud y Jung también en algunos momentos compartían estas reflexiones acerca de la trascendencia del self. Freud dice al respecto: Toda persona que haya comenzado a intuir la grandiosidad de la armonía y causalidad del universo, pierde con facilidad la noción de su pequeño yo. Sumergido en el asombro y lleno de verdadera humildad, uno se olvida fácilmente que es parte de esa fuerza operante y de que se puede , en la medida de sus fuerzas modificar un poco el decurso necesario de universo; de ese mundo en el que lo pequeño es tan admirable e importante como lo grande (S. Freud. Ges. W. London 1952, 8-142). Mientras que Jung mucho más prolífico en este tema, lo podemos sintetizar para nuestro propósito en la siguiente frase: “la experiencia religiosa como toda experiencia no es alcanzable por conceptos, no es un aprehender las cosas, sino dejarse aprehender por ellas. Los conceptos bidimensionales permiten un encuentro con los conocimientos, mientras que la experiencia tridimensional facilita la llegada hasta lo numinoso8 de las cosas”. (Joseph Rudin, 1967 Pág. 96).
Así mismo, Frankl cuya “Logoterapia”9 se basa en encontrar el sentido de la existencia, nos dice:
“La línea entre lo espiritual-como lo humano en el hombre- y lo instintivo no puede ser delineada claramente. De hecho lo consideramos como una grieta en la continuidad ontológica que separa las dos regiones fundamentalmente diferenciadas en la estructura del ser humano. De un lado está la existencia y del otro todo lo pertenece a la factibilidad: mientras que la existencia es en esencia espiritual, la factibilidad contiene los “hechos” somáticos y psíquicos, lo fisiológico así como lo psicológico. Y así como entre la existencia y la factibilidad la grieta siempre deberá ser delineada claramente, dentro de la factibilidad la línea entre lo somático y lo psicológico no puede ser claramente definida Después de todo, el psicoterapeuta continuamente estará atento a la existencia espiritual en términos de libertad y responsabilidad y confrontándolo con la factibilidad física que el paciente está dispuesto a aceptar como su destino. La conciencia de libertad y responsabilidad que constituye la verdadera humanidad debe de ser contrastada con el fatalismo neurótico.” (1975, Págs. 26–28).
Uno de los aspectos complejos y limitantes en la concepción de la espiritualidad que necesariamente involucra al concepto de la trascendencia, es el de considerar al “self” como una entidad coherente y más o menos constante. Objetivizamos al self y lo consideramos como lleno o conteniendo ciertas características, memorias, tendencias, etc. organizadas por esquemas internos. Tenemos que reconocer que el self no es una cosa, sino un proceso y un proceso en cambio constante. Al explorar a través de la narrativa o de otras opciones, las excepciones a las propuestas rígidas, este proceso comienza a aparecer y es posible abandonar algunas de las generalizaciones limitantes para las personas y familias. No solo somos diferentes en diferentes contextos, pero en cada instante estamos involucrados en un proceso sumativo de los diversos self interactuando y que generan una imagen determinada en nuestra conciencia10.
En esta misma forma, es importante reconocer que dependiendo de nuestra epistemología, será nuestra percepción, y que por lo tanto en la medida que estemos abiertos y aceptantes a la posibilidad de esta interacción a un nivel mas allá de lo material, estaremos en la posibilidad de incluirlo en nuestro campo perceptual. R. May pone estos conceptos irónicamente en la siguiente forma: Los sentimientos inconscientes del paciente son las teorías conscientes del terapeuta (1999 Pág. 17).
En forma semejante, Khan (1988) reflexionando acerca del poder de los pensamientos nos dice: “Los pensamientos son cosas”, pero son más que eso, son seres. Están tan vivos como nosotros; trabajan como nosotros. Cristo dijo: “Las palabras con las que les hablo, son espíritu y son vida” El espíritu es la verdadera vida: El hombre es espíritu. El cuerpo es materia. El cuerpo puede generar, pero ¿no puede la mente generar también? El hombre sabe que si crea espíritus malignos en su pensamiento, se convertirán en monstruos y se volverán contra él, destruyendo su propia vida. Pero si crea espíritus de amabilidad y amor, los demás lo ayudarán en sus momentos de carencia o necesidad y siempre estará rodeado de amor y amabilidad. (Pág. 12). Una vez que las personas se dan cuenta de esto, su vida cambia, se vuelven sanadores; simpatizan con los problemas de los demás; ayudan en las dificultades del otro;… una palabra puede ayudar, un pensamiento. Lo que sea que hagan a los demás se lo hacen a si mismos. Los pensamientos nos preparan para la felicidad o la infelicidad que experimentamos. Un pensamiento con sentimiento tiene mucho más poder que uno sin este, cuando un pensamiento es acompañado de sentimiento, pasa por el corazón y cobra vida. Todo el misticismo esta basado en esto). (Págs. 13-15).
Los pájaros blancos y los pájaros negros (Cuento tradicional Sufi)
Cada persona está preparada con una multitud de huecos pequeños donde anidan pájaros blancos y pájaros negros. Los pájaros negros son los malos pensamientos y las palabras groseras. Los pájaros blancos son los pensamientos positivos y las palabras amables. Estos, a causa de su forma, no pueden entrar más que en los huecos de los pájaros similares y ocurre lo mismo con los pájaros negros y su propia forma.
Ahora imaginemos dos hombres que se consideran enemigos; llamémosles José y Alí. Un día José, convencido de que Alí quiere hacerle mal, se siente lleno de cólera y le envía un mal pensamiento. Al hacer esto, José suelta un pájaro negro liberando al mismo tiempo el hueco correspondiente. Su pájaro negro vuela hacía Alí y busca un agujero vacío con su forma para anidar.
Así, los dos pájaros negros habrán alcanzado su meta y se dedicarán a destruir el hombre al que estaban destinados.
Pero, una vez su tarea cumplida, estos pájaros volverán a su nido de origen, pues está dicho: “Toda cosa vuelve a su fuente”.
El mal del que estaban cegados, no habiéndose agotado, se volverá contra sus propios autores y terminará por destruirlos.
El autor de un mal pensamiento, de una maldición, es por lo tanto, alcanzado a la vez por el pájaro negro de su enemigo y por su propio pájaro negro cuando éste se vuelve hacia él.
La misma cosa sucede con los pájaros blancos. Si nosotros no emitimos más que pensamientos positivos hacia nuestros enemigos mientras ellos nos envían pensamientos negativos, sus pájaros negros no encontrarán en nosotros un hueco libre para anidar y volverán al que los envía.
En cuanto a los pájaros blancos, portadores de buenos pensamientos que nosotros habíamos enviado, si no encuentran ningún sitio libre en nuestros enemigos, volverán cargados de toda la energía benéfica que transportaban. Así, si nosotros emitimos solo buenos pensamientos, ninguna maldición podrá jamás alcanzarnos en nuestro ser. Es por esto, que hay siempre que bendecir a sus amigos y enemigos. No solamente la bendición va a su objetivo para cumplir su misión positiva, sino que ella vuelve al que le había enviado.11
En palabras de Ghandi:
Cuida tus Pensamientos porque se volverán Palabras.
Cuida tus Palabras porque se volverán Actos.
Cuida tus Actos porque se harán Costumbre.
Cuida tus Costumbres porque forjarán tu Carácter.
Cuida tu Carácter porque formará tu destino
Y tu Destino será tu vida…
Y en forma sintética Rumi nos dice:
¡Oh! hermano, eres sólo pensamiento,
El resto es sólo músculo y huesos:
Si tu pensamiento es rosa, eres un ramo de rosas;
Si es una espina, eres leña para el fuego.
Las experiencias místicas son la esencia de lo que puede llamarse “espiritualidad” y aunque ampliamente documentadas, son difíciles de comunicar y se caracterizan por tener una dimensión trascendental, en la que el self se desvanece para pasar a ser parte de un todo. Aunque necesariamente sus efectos son transmitidos por reportes subjetivos posteriores, ha habido recientemente investigaciones acerca de cambios fisiológicos susceptibles de medición y efectos sobre sustancias y sobre otras personas. (Miller 1999, Pág. 58). Estos incluyen la llamada no-localidad de la experiencial psíquica. Tanto el Dr. W. Braud como J. Grinberg, entre otros, han experimentado con la transmisión de imágenes y pensamientos a través de cámaras Faraday, en las que un sujeto está aislado del otro mientras se transmite los pensamientos o imágenes. La coincidencia ha sido descartada en base a muchos de los experimentos. (Braud WG., 1992 Pág. 140-148).
Una de las razones principales para atender a la espiritualidad en el campo de la terapia, es que se ha encontrado que esta puede ser predictiva acerca de aspectos de salud, incluyendo adicciones. Wallis 1996.12
Así como la personalidad, la salud, el self, la espiritualidad es un fenómeno complejo que no puede ser definido por un continuo único, o por clasificaciones dicotomizantes simplistas. La espiritualidad puede ser mejor conceptualizada como un espacio multidimensional en la cual cada individuo se localiza. No es posible clasificar a las personas en “espirituales o no espirituales”, ni en más o menos “espirituales”. También es importante hacer notar que la espiritualidad no es lo mismo que religiosidad, aunque en un momento dado estas puedan coincidir. La segunda es la adherencia hacia una serie de prácticas institucionalizadas. Los aspectos espirituales tiene que ver más en el cómo de la experiencia que en las formas de ésta. En numerosos estudios, se ha encontrado una correlación positiva entre la búsqueda de desarrollo espiritual y la salud y se reporta que cuando se incorpora las perspectivas espirituales en el tratamiento cognitivo, su eficacia se incrementa considerablemente. Esto se encontró cierto aún cuando los terapeutas no se consideraran a si mismos como con una orientación religiosa. (Miller op. Cita. Pág. 11).
Los aspectos espirituales en el tratamiento, incluyen: sentido de dirección en la vida, significados y propósito de la misma, sentido de conexión con los otros y con Dios o un orden o poder superior, clarificación de lo verdaderamente vital y lo trivial de la vida, reducción de sentimientos hostiles contra de si mismos y los demás, focalizar en amor, compasión y perdón. Aunque estos temas no siempre son considerados espirituales, sino axiológicos y relacionados a la filosofía de cada persona, su relevancia espiritual es evidente.
Estas reflexiones nos llevan a la consideración de que uno de los factores fundamentales en la relación terapéutica es otro constructo que llamamos “actitud” (Freidberg 1990, 1990ª, 1991, 2000) y que tiene que ver con lo que Rogers (1957) llamó congruencia. A nuestro juicio, esta actitud en el ámbito de la espiritualidad, incluye otros elementos como los de la consideración del efecto de los pensamientos y sentimientos del terapeuta hacia el cliente aún en momentos en los que no están en presencia directa uno con otro.
El ejemplo que nos proporciona Bateson, arguyendo en contra de la postura pragmática de algunas escuelas de terapia. Ilustra este concepto, diciendo que: “demasiada conciencia puede cegar al terapeuta de conexiones ecológicas, bloqueando la secuencia que se desea en los eventos, y proponía una posición estética que tiene que ver más con una actitud y desarrollo del terapeuta. Como ejemplo utiliza la metáfora del antiguo marinero que ha sufrido una maldición por haber matado a un albatros. Sus compañeros para castigarlo, le pusieron al pájaro alrededor del cuello. Cuando el barco nuevamente navega en calma, todos mueren de sed salvo el antiguo marinero, quien queda solo en un barco en mares serenos. Y es únicamente cuando “sin darse cuenta al sentirse perdido” bendice a unas víboras de mar que se le cae el albatros del cuello”. Bateson observa que quizás los resultados no hubieran sido los mismos de haber decidido bendecir a las víboras a propósito para lograr este resultado”. (Citado por L. Hoffman, 1989).
Como cualquier otro de los constructos propuestos, esta actitud tiene que ser “genuina” y aunque pueda ser aprendida cognoscitivamente, tiene que convertirse en parte del individuo para que opere en la relación terapéutica, ya que de otra manera se percibirá como falsa y con poco o nulo efecto.
La concepción y puesta en práctica de estos pensamientos, nos conduce a la posibilidad de establecer con el otro la apertura hacia un nivel de empatía que permite la percepción de lo no separación y comprenderlo desde su punto de vista, lo que implica una ampliación de nuestra experiencia del otro, es decir, repitiendo al maestro Suzuki “convertirnos en el otro para conocerlo al mismo tiempo que nos conocemos a nosotros y al universo”.
Este nivel de empatía (o relación transpersonal como se le ha llamado recientemente), es evidente que nos conduce, no algo que tengamos que hacer, sino a una actitud ante la vida, en la misma forma en que compartimos con Rogers, que la tendencia hacia el desarrollo de las personas siempre está presente y se manifiesta cuando se dan lo que llamó las “condiciones necesarias y suficientes” (1957) y que al tenerlas presentes es más probable que se promueva como parte de la relación terapéutica.
Como hemos sido condicionados por nuestra educación y cultura hacia el punto de vista material y dual, para entrar en contacto con este todo, Mente Universal o Dios, parte del proceso consiste en un descondicionamiento perceptual y cognoscitivo por medio de prácticas como la meditación13, la oración, la reflexión, utilización de cuentos enseñanza, koans14, parábolas, etc.
Como proceso cognoscitivo de descondicionamiento, y considerando que la oración es solo una forma de contacto de la espiritualidad, podemos estudiar y analizar los trabajos de diversos místicos, así como de los investigadores en el campo de la física quántica, pero también por ejemplo, analizar los estudios de médicos y psicólogos acerca de los efectos de fenómenos no locales de la oración. Algunos de estos estudios hechos con el modelo de doble ciego en los que ni los médicos tratantes ni el personal del hospital tenían conocimiento acerca de que pacientes habían sido seleccionados para grupos de oración, ni las personas mismas por las cuales se que oraba sabían del experimento, de tal forma que no entrara en juego el llamado “efecto placebo”, que nos llevaría a otro terreno completamente.
El experimento más conocido y citado corresponde al Dr. Randolph Byrd, en el que asignó al azar durante un periodo de 10 meses, a 393 pacientes que fueron admitidos a la unidad de cuidados intensivos coronarios del Hospital General de San Francisco a dos grupos diferentes. 192 pacientes fueron asignados a una serie de grupos de oración en los que se les daba solo el primer nombre del paciente, su fecha de admisión y una breve descripción de su condición, pidiendo que oraran por ellos. No se dio ninguna instrucción acerca de método de oración, sino solo solicitando que lo hicieran diariamente. Cada persona oraba por varios pacientes pero cada paciente tenía aproximadamente siete personas orando por él.
El segundo grupo de 201 pacientes no fue asignado a ningún grupo y por lo tanto no tuvieron grupo de oración. Los grupos fueron asignados por el método de doble ciego, en que ni los pacientes ni los médicos ni el personal del hospital sabían en que grupo se encontraba un determinado paciente.
Los resultados fueron estadísticamente significativos en varios aspectos a favor de los pacientes que habían sido recordados en los grupos de oración:
1.- Requirieron menos antibióticos. (3 comparado con 16).
2.- Desarrollaron edema pulmonar con menor frecuencia (6 comparado con 18).
3.- Ninguno de los pacientes requirieron intubación endo-traqueal comparada con 12 que requirieron respiración artificial en el segundo grupo.
4.- Hubo menos muertes aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa.
El Dr. William Nolan que se ha dedicado a estudiar charlatanería, afirma que el estudio resiste el análisis y que quizás los doctores debería escribir en sus recetas, oren por sus pacientes tres veces diarias. Si el estudio hubiera involucrado algún medicamento nuevo, este seguramente estaría siendo comercializado como un descubrimiento revolucionario en el campo.
En este estudio, como se indicó, no hubo “instrucciones” acerca de cómo efectuar la oración, sin embargo otros estudios han encontrado más efectiva la oración no directiva (hágase Tu voluntad), que una petición más específica. Así mismo, cuando menos en una investigación se encontró que la oración en grupo fue ligeramente superior a la terapia de grupo y ambas superiores a la oración individual. Se puede hacer una hipótesis en el sentido de los grupos de terapia eficaz, son los que logran un cierto ambiente de relación semejante a una hermandad que tiene muchos aspectos de intercambio a nivel espiritual, aunque no se reconozcan como tales, lo cual frecuentemente no sucede en la oración individual. (Citado en Dossey L., 1993).
Es interesante notar que Freud observó que un ser humano puede reaccionar en forma inconsciente ante el inconsciente de otro sin pasar por el consciente. (Freud S., 1957).
Más recientemente otras investigaciones se han inclinado hacia los efectos de ciertas actitudes, música, e inclusive meditaciones y oraciones sobre el agua al ser analizada su estructura cristalina de una manera controlada. Estos estudios están siendo efectuados en Japón por Emoto Masaru (2000) y aunque la tecnología es relativamente sencilla, no conozco estudios controlados que los hayan replicado. Los resultados de ser ciertos, son impactantes y vale la pena considerarlos. En el apéndice se muestran algunos de los resultados fotográficos de aguas después de cierto tratamiento.
Todo esto nos lleva de nuevo a reconsiderar la ampliación de la empatía tradicional para incluir elementos de la transmisión no-local de nuestros pensamientos y actitudes, de tal forma que el cuidado, consideración y reflexión acerca de los pacientes y las personas, se haga siempre dentro de este contexto. Sabiendo que nuestras reflexiones tienen efecto sobre de ellos, en la medida que sean conducentes a su desarrollo, serán positivos y viceversa.15 De cierta forma, nuestra presencia y por lo tanto la empatía entonces son constantes y tienen que permanecer y ser parte de nosotros como terapeutas.
Esta actitud, entonces, idealmente es llevada a cabo como se indica, no solo durante la entrevista, sino durante la supervisión, y en cualquier momento en que se este pensando o hablando acerca de los pacientes.
Un maestro les preguntó a sus discípulos:
– ¿Cómo sabemos que la noche ha llegado a su fin y el día amanece?
– Porque podemos distinguir una oveja de un perro – dijo uno de los discípulos.
– No, no es la respuesta – dijo el maestro
– Porque – dijo otro discípulo – podemos distinguir una higuera de un olivo.
– No, tampoco es la respuesta – dijo el maestro
– Entonces ¿cómo lo sabemos?
– Cuando miramos un rostro desconocido, un extraño, y vemos que es nuestro hermano, en ese momento ha amanecido.
- Freidberg México Oct. 2004.
Notas:
_____________________________________________________________________________
1 Esta disciplina asociada con Huserl, es fundamentalmente un principio metodológico para proporcionar las bases de una psicología y una filosofía universal. En la presencia de un fenómeno, ya sea un objeto externo o un estado de ánimo, el observador con este enfoque utiliza un método no prejuiciado, observa los fenómenos como se manifiestan y sólo como se manifiestan. Este tipo de observación del fenómeno es logrado por una operación de la mente que Huserl llamó “epoche” o reducción psicológica-fenomenológica. El observador excluye de su mente no sólo cualquier juicio de valor acerca del fenómeno sino cualquier afirmación concerniente a su causa o antecedentes; trata de excluir la distinción entre sujeto y objeto así como cualquier afirmación acerca de la existencia del objeto y del sujeto observador (Ellenberg 1973 pág. 95). Con este método de observación, los fenómenos se manifiestan con claridad intensificada en toda su riqueza y las estructuras previamente ocultas aparecen a la experiencia del observador.
2 Tomás Merton. The Way of Chuang Tzu. Pág. 97.
3 William James insistió en que nuestra “conciencia normal de vigilia, no es más que un tipo especial de conciencia, en tanto que en derredor de ella y separadas de las tenues pantallas, se extienden formas de conciencia totalmente diferentes.” K. Wilber 1988.
4 Para el construccionismo social, las teorías sobre el comportamiento humano no se construyen ni se derivan de la observación, sino que surgen de la estructura misma del conocimiento. Esto es, las convenciones de inteligibilidad que comparte un grupo específico son las que determinarán cómo se interpreta el mundo que se observa. Así, un terapeuta psicodinámico encontrará evidencia de deseos reprimidos, mientras que un terapeuta cognoscitivo ubicará el problema en la forma en que el individuo procesa la información, y un terapeuta familiar lo hará en los patrones comunicacionales que tiene la familia. Puesto que las teorías proporcionan la base para una construcción del mundo, no hay manera de que entre ellas se utilicen las pruebas empíricas. Cada “prueba”, inevitablemente, construye su propio mundo de los hechos considerados como relevantes. Lo mismo sucede con el análisis por resultados, ya que un resultado positivo puede significar una regresión o la exacerbación del problema, dependiendo del enfoque. Gergen y Kaye 1992
5 Dos de los principios básicos de la física quántica que se aplican al tema que estamos tratando, son los de complementariedad (principio de Bohr) y de no localidad. Estos principios que son atributos de las partículas quánticas nos dicen que en un momento determinado depende del observador determinar si su propiedad corresponde a una partícula o a una onda (Principio de complementariedad). Esto es: pueden comportarse como ambas y dependiendo del método de observación será el resultado. El segundo el de no localidad, significa que hay una comunicación instantánea sin intercambio de señales a través del espacio-tiempo. (Aparecen en dos lugares separados simultáneamente).
Talbot 1993 mantiene la creencia de que la materia en sus últimas consecuencias esta formada por partículas, que sin embargo se comportan con características irregulares o al azar y solo se puede predecir un cierto patrón de distribución de las mismas después de hacerlas pasar por una ranura u orificio y que su comportamiento como partículas u ondas depende de el tipo de observación. Esto lo hace afirmar que el científico no puede manejar lo que sucede, sino lo que sucede con una cierta probabilidad, lo cual genera invariablemente una incertidumbre. Págs. 18-19.
Por otra parte y también basado en la mecánica quántica, Blood 2001, afirma que aunque en apariencia el mundo material esta formado por partículas y ondas, finalmente las ondas responden más adecuadamente a las matemáticas quánticas y a la observación experimental, y considera que todo se reduce a ondas, incluyendo a las emociones y pensamientos ordinarios del ser humano.
En sus palabras: “La mecánica quántica, tiene una “falla” asombrosa. Aunque es una adecuada descripción de la realidad, su matemática implica que hay muchas versiones de la realidad que coexisten simultáneamente, en vez de una sola que es la que percibimos. Pág. 25-26.
6 Los físicos quánticos pueden conceder que no hay una base física en la materia (pueden ser partículas en movimiento u ondas concentradas), pero lo cierto es que para movernos en nuestro mundo la física clásica es aún la de mayor utilidad. Einstein nos mostró que la materia y la energía son intercambiables. La conciencia no crea la materia-ya que no hay algo así como materia sino solo una inferencia constructiva de la interpretación del universo. Talbot 1993 Pág. 103.
7 Misticismo significa muchas cosas para cada quién. Lo que parece ser un denominador común, entre todos los místicos, desde Buda, Jesús, Espinoza, Gandi, Madre Teresa, hasta sus contrapartes científicos como, Kepler, Newton, Einstein (que afirma: si alguien se plantea el sentido de la vida, es una persona religiosa, lo reconozca o no. Frankl. 1967 Pág. 121, Shroedinger, Pauli, Jung, Heisenberg y Teillard de Chardin, etc., es que todos creen en el siguiente para paradigma místico:
1.- Hay un orden moral en el universo.
2.- Hay una fuente de verdad mayor que el de la humanidad en el Universo; esta produce cuando menos parte del orden moral del Universo.
3.- La humanidad se puede comunicar con la fuente del orden moral y de la verdad mayor.
4.- El ser ético, facilita y puede ser esencial para esta comunicación.
Casi todas las personas que son de una forma u otra religiosas, pueden aceptar este paradigma, aunque muchos lo tratarán de restringir agregándole alguna noción como un Dios personal y fórmulas específicas (rezos) para comunicarse con él. Sin embargo, el paradigma científico excluye al místico de su propio paradigma generando división entre los científicos que lo incluyen ya sea en su vida personal o aún en su metodología científica.
García, proporciona la siguiente lista de categorías de personas, de acuerdo con su filiación mística:
Especialistas Místicos (rechazan el pensamiento científico como irrelevante para sus propósitos de búsqueda).
Místicos Científicos (hacen una separación entre ciencia y misticismo, aceptan ambos paradigmas en distintos aspectos de su vida).
Especialistas Científicos, (rechazan el paradigma místico por completo, son típicamente reduccionistas y consideran al comportamiento humano solo desde el punto de vista biológico).
Científicos místicos (son las personas que integran plenamente la ciencia y el misticismo, es decir son holísticos en tal forma que son místicos en su ciencia y científicos en su misticismo. Cualquier persona que acepta e incluye en su vida ambos paradigmas, cae en esta categoría que para García es la combinación de la experiencia humana mas plena tanto estética como éticamente y es la esencia de la creatividad).
Existencialistas (rechazan ambos paradigmas no encontrando sentido o propósito en la vida, que consideran absurda y sin sentido. Valoran más la experiencia personal, que la acción ética). Garcia John David. Creative Transformation. Noetic Press U.S.A. 1991.
8 percepción intuitiva sin el transcurso de los sentidos
9 logos equivale a espíritu, a sentido. Por espíritu entendemos la dimensión de los fenómenos específicamente humanos y, en contra del reduccionismo, la logoterapia se niega a reducirse a cualquier clase de fenómenos infrahumanos, a deducirse de ellos. Frankl. 1965 Pág. 125.
10 . La salida a este dilema lo plantean los autores como el reconocer que el ver un objeto existiendo fuera de su contexto es una ficción analítica. En un mundo vivido, los objetos solo existen en relación. Cuando aceptamos esta premisa de que los objetos solo existen en un contexto relacional, implícitamente estamos diciendo que la identidad es fluida y sin una esencia nuclear. Esto ha sido la premisa Budista que enseña que no hay algo como “self” y no hay algo como “otro”, sino que tanto el self como el otro son vacíos. No significa que no existen, sino que no tienen una existencia permanente fuera de su apariencia en las relaciones que constantemente surgen en la experiencia de la inmediatez del presente. Sería más adecuado llamar a la experiencia “experienciar”. Cuando uno esta inmerso en la inmediatez del momento la separación del “self” y el “otro” desaparecen: no hay conocedor ni conocido, sino solo conociendo. En otras palabras, el self es actividad continua e indivisible.
11 Girasol Fundación (2002).
12 Un estudio del Centro Medico Darmouth-Hitchcock encontró que uno de los mejores factores de predicción de sobre vivencia en 232 pacientes con cirugía de corazón, era el grado de alivio y apoyo que encontraban en creencias religiosas o espirituales. Aquellos que no tenían este apoyo murieron en una proporción de 3:1.
Una encuesta de 30 años de duración encontró que las personas que asistían regularmente a servicios religiosos tenían una presión arterial menor (5mm) que los que no asisten. Esto compensado con otros factores de riesgo como edad, ejercicio, fumar, etc. También se encontró que compensando con estos factores, las personas que asisten a servicios tienen la mitad de riesgo de morir de afecciones coronarias que las que no asisten.
En 1966 el Instituto Nacional de la Tercera Edad (US), encontró en un estudio sobre 4000 ancianos viviendo en Carolina del Norte, que aquellos que atendían a servicios religiosos se mostraban menos deprimidos y en mejores condiciones de salud que los que no asistían.
En un estudio con 30 mujeres en recuperación por fractura de fémur, aquellas que reportaban tener a Dios como fuente de alivio y apoyo y que asistían a servicios religiosos, lograban caminar mayores distancias y tener menor grado de depresión que las que no reportaban este aspecto de creencias.
Numerosos estudios nos dice el reportaje indican que se encuentran menores índices de depresión y de desordenes de ansiedad en las personas que asisten a servicios religiosos regularmente. En los no asistentes también se reporta un índice de suicidios cuatro veces mayor que en los que asisten. Wallis C. Time Magazine June 24, 1996.
13 Una de las características de la meditación es lo que se llama atención omnipresente (mindfulness). Es el estar en el presente de todas las experiencias en el aquí y ahora. Es tener la atención en la experiencia del presente sin la intermediación de pensamientos ni juicios. Citando a dos maestros de meditación, Miller nos dice: es ver las cosas como son, directa e inmediatamente viendo lo que es presente y verdadero. Tiene una cualidad de totalidad y unidad uniendo nuestra corazón con la mente nuestra total atención en cada momento. (Goldstein y Kornfield 1987 Pág. 62)
14 El propósito de los koans o impactos de diferentes tradiciones tiene justamente la función de sacar al meta programa de equilibrio, y reestructurarlo de una manera diferente. Este tipo de efecto es logrado por medio de cuentos en los que el pensamiento racional es desviado y la mente se encuentra en una mayor receptividad. El verdadero valor de estos proverbios o koans y su respuesta a la interrogante metafísica no está en la información que pretenden obtener, sino en el efecto que crean sobre la conciencia del que medita en ellos. (Op. Cita Pág. 128-129)
15 Como base de la actitud terapéutica un Maestro Sufi la resume en la siguiente:
Debería de intentar comunicarse con lo que se denomina “ser o persona esencial” porque tiene un poder enorme. Lo que tienen que hacer es establecer una línea profunda de comunicación para dar un suave toque y conectar con ese ser esencial en forma tal de ayudar a los pacientes a incrementar su propio contacto con el. Mantengan la comunicación con este ser y su propio reconocimiento de la cualidad de este y de su intención. Es este estado de conciencia en el que comienzan el contexto terapéutico con su paciente. Esta acción puede realizarse al principio del día, al comienzo de sus actividades etc. Es un estado siempre evolutivo en su interior. Pág. 128. Shah Omar Ali. Sufismo como Terapia. Ed. Sufi, Madrid 1997.
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